martes, 23 de noviembre de 2010

18:00 horas


Las 18:00 horas o 6:00 pm es mi hora favorita en esta época del año, pues no es pleno día ni plena noche y es cuando el crepúsculo nos brinda su espectáculo de luces y colores.
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Mi casa está ubicada a unas cuantas cuadras del acantilado que cae sobre el Mar de Grau por lo tanto si voy al malecón tengo una vista privilegiada de la bahía de Lima, con las islas San Lorenzo y El Frontón a mi derecha y el Morro Solar a mi izquierda.
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A las 18:00 horas el sol en plena caída acaricia las arenas de las islas y del morro, cual suave piel femenina, cual suave manto de seda, obviamente esto es un eufemismo pues la roca y la arena son tan ásperas como las manos de un canillita.
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Me agrada mucho observar como va cambiando de color el cielo, asimismo las islas porque para ser sincero el morro ni me interesa ¡jajaja!, el cielo va desde un celeste pálido hasta un rojo intenso en el horizonte, las islas de un beige cremoso hasta un marrón oscuro lo mejor es cuando aparece la niebla, cual falda de tul sobre las playas de las islas ¡dramático! pues no hay ser humano que no se conmueva con esa puesta en escena.
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El mar igualmente se tiñe de colores sacros, imperiales, dorados, púrpuras, en todas sus intensidades, cual sábana de brocado o de satín el mar baila al ritmo del frío viento del atardecer sobre las bravías playas del Callao y en eso las aves revolotean rumbo a sus nidos, brindando una "performance" que ni el mismísimo Barón Rojo (si viviera hoy) podría igualar.
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Las 18:00 horas en Lima es el momento exacto para recordar que Dios nos regaló todos esos paisajes, luces, colores y seres, por lo tanto debemos disfrutar no sólo esa hora sino las veintitrés restantes, pues cada hora del día nos brinda sus propias sorpresas y ofertas de felicidad.
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Ayer fui feliz al ver el crepúsculo, hoy la felicidad fue de otra forma y mañana será de otra y así sucesivamente hasta que parta hacia los brazos de mi Padre Celestial.
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Antonio Gamio

lunes, 8 de noviembre de 2010

Sweet November


En mi caso Octubre pasó repleto de pasión, emoción, aventura y felicidad; Noviembre llegó con todo esto más una gran dósis de dulzura, de la suave dulzura de la victoria, del triunfo, de los objetivos logrados y de los sueños por concretar.

El onceavo mes siempre ha representado algo especial para mí, pues en primer lugar el 20 es el cumpleaños de mi hermano Daniel y por eones hemos celebrado juntos esa fecha, ya sea con caviar y champagne o chorizos y vino, o en el mejor de los casos con hectolitros de Jack Daniel’s, a ritmo de The Doors hemos pasado buenos tiempos en cada 20 de noviembre, inclusive ahora que estamos separados físicamente.

La separación física no significa una desconexión, una separación o una ruptura con las personas que amamos (y en mi caso son menos que los dedos de una mano) el vínculo siempre permanece, siempre está presente, inclusive hasta siento la presencia de mis seres amados a mi lado, ¿es esto metafísica? Si fuese Septiembre afirmaría que si pero ¡Estamos en Sweet November! y Arturo y Blas Pascal afirman que hay razones que la razón no entiende.

Según Immanuel Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano, pero, repito ¡Estamos en Sweet November! y no quiero volver a caer en las profundidades gnósticas de la razón, decidí que la razón la usaría para mi trabajo y mi carrera y ¡obviamente para producir dinero!, para el resto la pasión dominaría mi ser inclusive para gastar el dinero que pueda ganar por la razón ¡JA!

Sweet November, es el nombre que la mujer del no-tiempo eligió para este mes, no recuerdo cuando fue, de hecho que en la eternidad, lo único que viene a mi memoria es su linda carita con aquellos ojos radiantes cuando por un medio escrito me dijo “¡Amorcito ya viene Sweet November!” y luego su enorme sonrisa siempre cautivante y…pues, aquí estoy escribiendo este artículo con la piel de gallina por aquel hermoso recuerdo que no fue ayer sino es hoy, pues el no tiempo no está sujeto al tiempo.

Así tenemos que el Dulce Noviembre implica muchos planes, planes de felicidad, de alegría, planes que traspasan la eternidad, planes que no están sujetos a esta dimensión, planes tan cándidos como el amor de dos adolescentes que se quieren para siempre sin importar lo que vendrá, planes tan bellos como lo es entenderse con alguien en perfección milimétrica, saber que lo que piensas el otro lo pronunciará y más aún, pensará lo que tú dirás, es bello eso, esa sensación de sentirse amado, esa sensación de pertenencia, de arraigo a una patria que no es un territorio definido sino alguien que te ama completamente, que te atiende con la mayor gentileza, que comprende inclusive tus desatinos y caprichos y que a pesar que te circunscribe a su amor totalitario y egoísta, posesivo y acaparador te hace sentir libre, tan libre como un caballo salvaje con las crines al viento cabalgando hacia el final del arco iris.

Sólo espero que la dulzura de la victoria continúe acompañándome en el Dulce Noviembre y que esta victoria tan profundamente sentimental, tan asombrosamente repleta de amor y nuevas sensaciones nunca me sea esquiva y se quede a mi lado para siempre, y si soy derrotado algún día… pues tendré la dicha de haber saboreado la victoria en Sweet November.

El cielo no está tan lejos
Cada día estamos más cerca del cielo
No importa lo que tus amigos puedan decir
Me gusta la forma en que te mueves
Y esa chispa en tus ojos
Hay un color profundo en ellos
Como un cielo citadino azul
Y cuando llego tarde a casa
Y tú estás durmiendo en la cama
Pongo mis brazos alrededor tuyo
De modo que pueda sentir tu respiración
No necesito ser Superman
Mientras seas mi más grande fanática

Warrant “Heaven”



Antonio Gamio