martes, 21 de octubre de 2008

La Verdad


El Sábado 18/10 estuve reunido con un grupo de amigos y dentro de los diferentes temas que conversamos salió a relucir, en realidad saltó como impulsado por un resorte, el tema de la verdad, veritas liberabit vos (Jn. 8:32), algunos expusieron firmemente que la verdad es absoluta y otros, igual de firmes, opinaron que la verdad es relativa, yo afirmo que es absoluta y eso de "dí tu verdad" o "dirá su verdad" es solamente una expresión metafórica, algo que va ligado a determinado punto de vista más no a la verdad.

¿Qué se entiende habitualmente por "verdad"? Este término, "verdad", tan elevado y al mismo tiempo tan desgastado, alude a lo que hace que algo verdadero sea verdadero. ¿Qué es algo verdadero? Decimos, por ejemplo, que "es una verdadera alegría participar en la resolución de esta problema" y lo que queremos decir es que se trata de una alegría pura y real. Lo verdadero es lo real. De acuerdo con esto, hablamos de oro verdadero a diferencia de oro falso. El oro falso no es realmente lo que parece. Sólo es una "apariencia" y, por eso, no es real. Lo no real o irreal vale como lo contrario de lo real. Pero el oro aparente también es algo efectivamente real. Por eso, tratando de expresarnos de un modo más claro, decimos que el oro real es el oro auténtico. Pero "reales" son los dos tipos de oro y no es menos real el oro auténtico que el oro falso que también circula. Lo verdadero del oro auténtico no es algo que pueda ser garantizado por su carácter de cosa real. Por eso vuelve a surgir la pregunta: ¿qué significa aquí auténtico y verdadero? El auténtico oro es ese oro real cuya realidad coincide con lo que, ya previamente y siempre, pensamos "propiamente" cuando decimos oro. Y, al revés, cuando suponemos que lo que tenemos delante es oro falso, decimos: "aquí hay algo que no concuerda". Por el contrario, cuando algo es "como debe ser", decimos que concuerda. La cosa concuerda.

Pero no sólo llamamos verdadera o verdadero a una alegría efectivamente real, o al oro auténtico y los entes de este tipo, sino que también llamamos verdaderas y falsas a todas nuestras aserciones (acción y efecto de afirmar o dar por cierto algo) sobre lo ente, ente que, a su vez, puede ser auténtico o inauténtico en su género y puede ser así o de otra manera en su realidad. Un enunciado es verdadero cuando lo que significa y dice coincide con la cosa sobre la que enuncia algo. También en estos casos decimos que concuerda. Pero ahora no es la cosa la que concuerda, sino la proposición.

Lo verdadero, ya sea una cosa verdadera o una proposición verdadera, es aquello que concuerda, lo concordante. Ser verdadero y verdad significan aquí concordar en un doble sentido: por un lado como concordancia de una cosa con lo que previamente se entiende por ella, y, por otro, como coincidencia de lo dicho en el enunciado con la cosa.

Tomás de Aquino, célebre filósofo medieval nos aclara el concepto de verdad cuando en su obra "Summa Theologica" afirma lo siguiente "veritas est adaequatio rei et intellectus" traducido significa "La verdad consiste en la adecuación de la realidad con el intelecto" esto puede significar que la verdad es la adecuación de la cosa al conocimiento. Pero también puede querer decir que la verdad es la adecuación del conocimiento a la cosa. Ciertamente, por lo general se suele presentar la definición esencial ya citada bajo la formulación que dice: "veritas est adaequatio intellectus ad rem" es decir "La verdad es la adecuación del intelecto con la cosa". Pero la verdad así entendida, la verdad de la proposición, sólo es posible sobre el fundamento de la verdad de la cosa, la adaequatio rei ad intellectum. Ambos conceptos esenciales de la veritas significan siempre un regirse de acuerdo con o conformarse a... y, por ende, piensan la verdad.

En cualquier caso, la una no es la mera inversión de la otra. Al contrario, lo que ocurre es que intellectus y res se piensan de modo distinto en cada caso. Para darnos cuenta de esto tendremos que devolver la formulación habitual del concepto de verdad a su origen más próximo (el medieval). La veritas entendida como adaequatio rei ad intellectum no significa todavía lo que más tarde será la idea trascendental de Kant y que sólo es posible sobre el fundamento de la subjetividad del ser humano, esto es, que "los objetos se conforman a nuestro conocimiento", sino que significa esa fe teológica cristiana que sostiene que las cosas, en lo que son y si son, sólo lo son en la medida en que, una vez creadas (ens creatum), corresponden a la idea previamente pensada en el intellectus divinus, es decir, en la mente de Dios, y por ende son de acuerdo a la idea (conformes) y, en este sentido, verdaderas. El intelecto humano también es un ens creatum. En cuanto facultad prestada al hombre por Dios, debe adecuarse a su idea. Pero el entendimiento sólo es conforme a la idea en la medida en que sus proposiciones adecuan lo pensado a la cosa, sin olvidar que la cosa también tiene que ser conforme a la idea. Si se parte de la suposición de que todo ente es "creado", la posibilidad de la verdad del conocimiento humano se basa en el hecho de que cosa y proposición son en la misma medida conformes a la idea y, por eso, desde el punto de vista de la unidad del plano divino de la creación, se encuentran mutuamente acomodadas la una a la otra. En cuanto adaequatio rei (creandae, la realidad) ad intellectum (divinum, pensamiento divino), la veritas es la que garantiza la veritas como adaequatio intellectus (humani, pensamiento humano) ad rem (creatam, las cosas creadas). La veritas siempre significa en su esencia la convenientia, la coincidencia de los distintos entes entre sí, en cuanto entes creados, con el creador, con Dios, un modo de "concordar" que se rige por lo determinado en el orden de la creación.

Luego de esto ¿Qué opinan?, ¿La verdad es absoluta o relativa?

Antonio Gamio

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