miércoles, 28 de enero de 2009

Lateo Infinito


Me encanta "latear", patear latas, es decir pasear sin un objetivo fijo, con el solo propósito de hacer nada, en busca del relajo, los recuerdos y la captura de vistas y paisajes maravillosos.

La única ventaja de trabajar en turnos rotativos de ocho horas es la posibilidad de "latear" mucho, por ejemplo en verano cuando salgo a las 07:00 horas me voy "lateando", huyo de la oficina, y algo más relajado cruzo el hermoso Parque del Olivar, luego continúo por la Av. Pezet o por la Av. Miroquesada, en ambos casos me topo con corredores madrugadores que durante la semana solo comen galletas de soda y agua mineral (no sé que tanto corren y no comen si llegado el fin de semana se embuten grasa, alcohol y drogas) y me divierte observarlos, me gusta la idea de que algunos se esfuerzan tanto por conservar su físico y desempeño mientras que otros como yo que llevamos un estilo de vida sano y espléndido, sin esfuerzo, continuamos con energías y calidad de vida suficientes para escalar un par de veces la Arista Norte del K2, una vez superados a los "runners", como por arte de magia ya estoy en Jesús María o Magdalena, ahí culmina el paseo porque luego de la Av. Gregorio Escobedo no hay nada que ver, solo edificios cubiertos de smog y hartos personajes que lucen apurados por no llegar tarde a la oficina.

Cuando salgo a las 15:00 horas el "lateo" se enrumba hacia Miraflores, al llegar al Parque Kennedy (los resentidos lo renombraron Parque Central) siempre me topo con artistas callejeros, pintores, poetas, escultores, mimos, fletes, boquitas pintadas y demás seres interesantes, de ahi enrumbo por la Av. Larco o por el Malecón de Los Franceses hacia los acantilados de la Costa Verde, en ambos casos el "lateo" es divertido pues por la primera vía me encuentro con compradores, cambistas, canillitas, ejecutivos, chicas fashion, tragasables, lanza fuegos, malabaristas, magos y demás fauna urbana, mientras que por la segunda vía los lugareños, los vecinos, son más tranquilos, es más ¡No suelo ver vecinos! todo el mundo permanece en sus casas, en aquellos lindos edificios de los 60-70 de arquitectura moderna, sólo observo a los porteros, vigilantes y alguna que otra ancianita de cabellos de plata que sentada en su silla de ruedas me sonríe con mirada tierna, pero en ambos casos tengo la línea del horizonte como fondo, el final del lateo es auspiciado por el Mar de Grau, y para deleitarme con su acogedora bienvenida prefiero el Parque Intihuatana al bullicioso y grasoso Larcomar, en ese punto puedo llegar a olvidarme de los ajetreos laborales y rozar el cielo con los dedos, puedo sentir una sensación de felicidad al estar rodeado por ese mar, ese cielo y el espectacular acantilado que el mismo Dios ha puesto ahí para mi satisfacción, si tu lector de este humilde Blog eres una persona "borderline" o si te falta litio o si eres bipolar, si tienes juguetes el el ático, si te falta un tornillo, si te crees Napoleon, James Bond o Superman, tal vez, rodeado de aquella magnificencia te animes a lanzarte al vacío y así terminar con tu miserable existencia en espera de una vida mejor en la eternidad o transmigrado en un insecto tipo Mantis Religiosa o en un exòtico animal mismo Ornitorrinco, pero, ¡cuidado! pues si yerras, si tu cosmovisión no era la adecuada y si el Pensamiento Científico y si Nietzsche y Marx se equivocaron, derrepente, apareces rodeado de oscuridad y fuego consumidor.

Hoy ingreso a las 19:00 horas, culminado este "post" me iré a La Punta, podría ir en mi auto pero prefiero el contacto con la gente, de hecho pasaré por el Callao, "latear" por esa ciudad es una sensación indescriptible, ese lugar es como la amalgama de todo lo criollo, de lo "faite" (el guapo del barrio) de lo "futre" (el elegante por excelencia), cuna del chimbombo (pan con pescado) y del muschiame (lonjas o trozos de delfín en aceite de oliva, palta y tomate, algunos le ponen cebolla en juliana y ají verde, hoy en día lo hacen de pato o de patillo), es lugar donde reina la salsa brava, la salsa dura le llaman los melómanos, esa de Lavoe, de Colón, de Puente, de La Fania, de Pacheco, esa que trajo Don Lucho Rospigliosi "El Sabroso" tío abuelo de mi "broder" Manolo "La Bestia del Espacio" y amigo de todos mis tíos, ellos crecieron juntos y cuando jóvenes se reunían en su local "El Sabroso" (de ahí su apodo) y mientras alternaban el jazz, las big bands, la guaracha y el danzón, bailaban entre ellos ese nuevo ritmo llamado salsa, por ahí desfilaron todos aquellos que hoy en día son considerados autoridades de ese género musical en el Perú, el Callao es un lugar incierto para el extraño pero amigable para el local.

Cuando mi "lateo" enrumba al Puerto salgo de mi casa, camino al lado de parques que fungen de bermas de la Av. de La Marina, pero de mi casa al Ovalo Santa Rosa (esa sado-masoquista que hablaba con los mosquitos) el "lateo" es algo aburrido no hay mucho que ver, más aún con ese esperpento llamado by-pass que colocó el Gobierno Regional bajo la presidencia del Sr. Canches, sólo la fábrica de fideos Cogorno que luce impecable a pesar de su antigüedad, ¡tiene su fachada forrada con pepelma! capta mi atención, al pasar esa zona aparecen dos vías, las bifurcaciones son habituales en mis "lateos", una es la Calle Colina y la otra la Av. Guardia Chalaca, si voy por la primera vía, la de la calle Colina, puedo disfrutar de la vista de la Isla San Lorenzo, es que el Callao esta "hundido" y la Isla se puede ver sobresaliendo de los techos de las casas que por esa zona son de dos pisos, mientras que al otro lado de la pista se luce la Maternidad de Bellavista lugar donde nací, evento que desencadenó una semana de festividades rociadas con champagne, vino, pica pica y serpentina, lo bueno fue que dada la gran cantidad de regalos que recibí no me faltó talco Johnson's por un año ¡JA!, pasada la Maternidad, está la Plazuela Isabel La Católica, mis dos abuelos esperaron mi nacimiento sentados en una de sus bancas, observaron el amanacer allí (nací a las 05:00 horas), fumando y observando la antigua pileta verde de hierro fundido y el monumento a Isabel de Castilla, y mientras mi papá saltaba hasta el techo y no atinaba a nada solo reir de felicidad mis abuelas fueron quienes les llevaron la noticia.
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Rodeando la Plazuela sobre la Av. Bolognesi se encuentran el otrora bonito edificio de la Municipalidad, escribo otrora porque le han hecho remodelaciones que lo han convertido en un bodrio, al lado está el antiguo Colegio Washington, antes lucía una elegante fachada color beige hoy es ploma, ahí estudiaron algunos tíos y al lado, en una de las esquinas, la Iglesia San José de Bellavista, ahí se casaron mis abuelos y mis padres, y por mucho tiempo fue la catedral del Callao, lindo edificio dentro del cual una de mis cuñadas perpetraba travesura y media, como por ejemplo apagar las velas de todas la estatuas que se guardan ahí causando al ira del párroco de turno, cruzando la calle Heros, en esquina con la Av. Bolognesi se erige el Colegio América, el antiguo y prestigioso Callao High School, fundado por la Misión Metodista, alma mater de todos los Gamio, los Rivas-Plata y de algunos otros tíos y primos, de mi esposa Mercedes y de mis cuñadas y de la créme de la créme de la rancia y divertida burguesía chalaca, al otro lado de la Plazuela, en la calle Grau se encuentra el edificio del extinto Cine Bellavista, ahí de niño ví el film "Tora, Tora, Tora", las butacas eran de terciopelo azul, y las paredes lucían volúmenes en madera que semejaban mástiles de barcos, en aquella época el boleto era de cartulina verde y habían acomodadoras que armadas con una linterna guiaban a los espectadores impuntuales a sus butacas, lindos tiempos aquellos.
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Bellavista, el antiguo barrio, es un lugar repleto de recuerdos, sobre la misma Av. Grau en esquina con la Av. Guardia Chalaca se encuentra la Antigua Sociedad de Tiro de Bellavista, hoy llamado Club de Tiro, allí mi Popi, mi abuelo, padre por excelencia, el Gran Rodolfo, me ensenó a disparar la escopeta que cuando cumplí 18 años me regaló, los jueves se reunían mis tíos a jugar bochas y hablar de política, ahí fue la fiesta de 15 años de mi mamá, de sus primas, de mis primas, entre este club y el cine se encuetra el Club de Beisból "Los Tigres", donde mis tios y sus amigos realizaron proezas a mediados de los 60s, sobre la Av. Bolognesi, en el límite con La Perla, está la residencia de "El Sabroso" y al frente la cevichería "La Reja Verde" punto de partida de aquellos domingos interminables de "lateo infinito" con mi hermano, el buen Daniel Olano, continuando el "lateo", la mejor vía de ingreso al Callao desde Bellavista es la Av. Buenos Aires, hoy llamada Av. Grau (no entiendo ese culto emfermizo por alguien que fue derrotado y en cuyas cartas se lee que le debía a medio mundo), bajo la sombra de sus árboles el "lateo" es relajante, sobretodo al pasar por el Colegio San Antonio de Mujeres, del cual han salido las chicas más lindas que he conocido, y del antiguo lote de la Fundición Vulcano (hoy Plaza Vea), el pequeño cañon que está sobre mi escritorio en la casa de mi Mamá fue manufacturado ahí, en los 80 sobre el techo de la fundición el buen Dani arrojó la pelota de cuero de peso y medida oficial efímera propiedad de Manolo "La Bestia del Espacio" durante una célebre "pichanguita" sobre la pista de la calle Victor Fajardo.
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En la esquina de Heros y Buenos Aires culmina el recorrido iniciado en la Calle Colina, frente al busto del Virrey José Antonio Manso de Velazco - Conde de Superunda, este título le fue otorgado por el rey de España en 1748 en virtud a su labor en la reconstrucción del Callao luego del maremoto de 1746 (Superunda significa Sobre las Olas) fue él quien fundó la Ciudad de Buena Vista el 10 de Febrero de 1747 hoy conocida como Bellavista, el plan de la ciudad fue realizado por el matématico francés Louis Godin, quien junto con Charles Marie De La Condamine y Pierre Bourguer (tres calles de Bellavista llevan sus nombres) determinaron la longitud del meridiano en la Línea Ecuatorial, esto hizo posible probar que el diámetro terrestre es mayor en el Ecuador que en los Polos, tal como lo había teorizado Sir Isaac Newton, digna cuna para alguien como yo ¡JA! . Aquí cabe un desvío, hace año y medio que un terremoto destruyó Pisco y hasta la fecha la reconstrucción del lugar es una ilusión, hace 263 años un suceso de iguales proporciones destruyó el Callao y en un año fue reconstruido incluyendo una nueva ciudad en las tierras altas (Bellavista), si actualmente contamos con mayores recursos y no tenemos enemigos externos como los piratas de antaño y las pandemias, ¿Que está pasando? el título de Conde de Superunda ha sido reemplazado por el de Conde de Supercutra.
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Por la segunda vía el paseo es más bullicioso, pues por ahi me encuentro con el Hospital Carrión, el parque Yahuar Huaca y mi Colegio ¡El San Antonio de Varones! ahí estudiaron algunos de los Echenique cuyo anagrama es Quineche (eso fue por motivos políticos, fue el precio a pagar por tener un Conde de Supercutra en la familia) lástima que ahora es mixto, todas las tradiciones cambiarán y habrán servicios higiénicos rosados con bidet ¡Snif, Snif, Snif!, al pasar por mi colegio siempre vienen a mi recuerdos gratos con Dani, Kike. Gerardo, Martín y el otro Dani, cuando solíamos pasar horas de horas haciendo nada, observando desde lo alto del auditorio la calle antes casi solitaria hoy repleta de autos. Para para evitar la bulla producida por el intenso tráfico de esa avenida suelo tomar una desviación, me interno en la antigua Bellavista por la calle Zarumilla, paso por el Antiguo Cementerio Británico, punto de encuentro de mis ancestros, recuerdo la primera vez que fui, de la mano de mi abuelo, a supervisar la limpieza de las tumbas familiares, me dio miedo pues los habitantes de ese lugar son tan antiguos como el Callao mismo, inclusive habían criptas derruidas que mostraban las mortajas hechas jirones de sus ocupantes, más aún cuando mi papá me dijo que "todos vendremos aquí algún día" ¡JA! felizmente ese lugar ya fue clausurado y ha sido declarado monumento histórico. Saliendo del cementerio ingreso por la calle Nicolás de Piérola en donde se alzan antiguas residencias algunas venidas a menos por el paso de los años y la incapacidad de sus habitantes por mantenerlas en estado óptimo, la mayoría de vecinos de esa zona son ancianos, cuyos hijos residen en el exterior, por ejemplo la residencia de los Saldaña en la esquina con Bolognesi, otrora lugar de reuniones fastuosas, del famoso lonchechito en la terraza, hoy en día desierta rumbo a un futuro incierto, pues solo queda la ancianita, madre de aquellos que viven en España cuyo nieto David se llevó uno de mis amados carritos Corgi Juniors allá por el 74, el "lateo" por esa calle se torna algo lento, algo melancólico al observarla desierta, como que el tiempo se detuvo en la prosperidad de los 70-80 pero sin el bullicio y el colorido de aquellos años, culminando la calle está la Av. Buenos Aires, cuyo disfrute ya mencioné líneas arriba.
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Ambas vías culminan en la plazuelita del Virrey, de ahí, una vez más, otra bifurcación, la Av. Buenos Aires o la Av. Saenz Peña, pero la narración de ese "lateo" será para la próxima pues me quedan dos horas para realizar un pequeño "lateo" por mi zona, como el tiempo es corto como para ir a La Punta, solo iré a la vuelta de mi casa a observar el mar desde el malecón de La Perla, a ver la enorme Isla San Lorenzo como luce majestuosa y protectora natural del puerto, a añorar una vez más, los abrazos de los amigos que uno encuentra al caminar por las Av. Saenz Peña o por la Av. Buenos Aires, la amabilidad de mi hermano Gerardo Viacava, único defensor de la fe en La Punta, mecenas de artistas y promotor de la buena voluntad y del "fair play" en la vida, del cálido hogar de mi mamá, de sus besos y de sus mimos, destino final y glorioso de todos los "lateos" al Este, de todos aquellos "lateos" que siempre culminan frente al mar, ante el cual los recuerdos de mis seres queridos vienen sin freno, como una vorágine de sentimientos lindos y de recuerdos bonitos.
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Antonio Gamio

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