Roberto es un tipo de esos que llaman "buena gente", en realidad es un niño dentro de un enorme cuerpo de adulto.
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Cuando nos conocimos teníamos 8 y 9 años, el es mayor que yo, acababa de aterrizar de New York y su abuela, mi querida tía María, lo llevó a mi casa para conocernos, él hablaba poco castellano pero fácilmente nos comunicamos jugando a los soldaditos y desarmando y armando mi castillo medieval recién traido de España por mi amada Mamama, luego de esa tarde lo ví un par de veces más, hasta que volvió a New York.
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Pasaron un par de años y nos volvimos a encontrar, estábamos dejando la niñéz pero igual continuábamos jugando a los soldaditos y desarmando y armando mi castillo medieval, pero esta vez el encuentro fue con "yapa" pues junto con él había venido mi prima Audrey más conocida en nuestro mundo como "Car'e Libro" o "Bookface", desde esa fecha los tres nos hicimos inseparables.
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Ya de adolescentes secundarios, continuamos jugando a los soldaditos y desarmando y armando mi castillo medieval, recuerdo que Audrey siempre nos vendía con cuanta chica cortejábamos "Toño y Roberto juegan a los soldaditos" al menos nuestras amigas nos aceptaron así. Como siempre lo repito mi adolescencia fue la época más feliz de mi vida, más aún a lado de Roberto y Audrey, y mucho más feliz porque hicimos presa de casi todas las amigas de mi primita.
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San Joaquín, San José y Santa Cecilia son urbanizaciones ubicadas en el distrito de Bellavista, quedan entre el Estadio San Marcos, la Av. Colonial, la Av. San José y la Av. Venezuela, ese era nuestro coto de caza, recuerdo que de lunes a jueves la pasaba con mis "broders" de toda la vida, Dani, Serafín, Gerardo, Martín y Manolo y de viernes a domingo fugaba a San Joaquín, llegaba los viernes a eso de las 18:00 horas y volvía a mi casa los domingos alrededor de las 22:00 horas, fueron fines de semana repletos de aventuras y diversión.
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La agenda era simple, los viernes nos quedábamos conversando hasta tarde con toda la "manchita" del barrio, nos sentábamos en un muro de una casa al frente de la de mis tíos los abuelos de Roberto y Audrey (sus padres vivían en Miami Beach) o en la cochera del Negro Martín y su hermano Renato el Huevito y dejábamos fluir el momento, a veces patinábamos, hacíamos concursos de skateboard, otras veces cantábamos, otras veces sólo conversábamos, pero siempre escuchando buena música (a excepción de Menudo ¡yiaggghhh!).
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Los sábados jugábamos fulbito en la canchita de la "urba", Roberto me despertaba temprano ¡noooooo! y nos vestíamos para la "pichanguita" un polo, un short de baño, medias de felpa y zapatillas y ¡listo! algo simple, jugábamos desde las 09:00 hasta pasado el mediodía, luego la ducha, el almuerzo y a la calle nuevamente, las horas entre las 15:00 y las 18:00 eran definitivas para pasar un buen sábado por la noche, pues era el tiempo de hacer los contactos adecuados para el "tono" o los "tonos" de la noche, siempre había uno al menos, o él clásico "oe, hay un tono en La Condamine (es una calle de la "urba"), es de la amiga de un amigo de la amiga de mi la prima de mi vecina" al final todo el mundo caía y en cada "tono" siempre estaban las mismas personas, lamentablemente mis tíos sólo nos daban permiso hasta las 02:00 horas, y lo peor de todo, iban a recogernos en la SW Ford Fairmont ¡que roche! no nos dejaban "planear" tranquilos.
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El domingo en la mañana era igual que el sábado, full deporte, luego del almuerzo nos íbamos a la matineé, que era la función de cine de las 16:00 horas en el desaparecido Cine Monarca, íbamos en "mancha" y siempre nos encontrábamos con otras "manchas". así todos juntos repletábamos la Mezzanine, luego del cine cruzábamos hacia el Correcaminos que era una casa-remolque en donde vendían hamburguesas, las más ricas que he comido en mi vida, el dueño nos conocía a todos por nuestros nombres, es más hasta sabía nuestros gustos, luego de la hamburguesa "con todo menos ají" y la Coca-Cola retornábamos al barrio comentando la peli y bromeando a más no poder, al final del día mis tíos me llevaban a mi casa, siempre acompañado por Roberto y Audrey, lo más bacán es que los tres viajábamos en el espacio posterior de la SW, la Ford Fairmont roja de mi tío.
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Audrey culminó el cole en el '81, Roberto en el '82 y yo en el '83, el plan era que los tres ibamos a ir a estudiar a USA, pero como Audrey estaba enamorada, se quedó tres años por aquí, estudiando y trabajando, fue la primera en recibir dinero por su trabajo, recuerdo que los viernes nos enviaba a Roberto y a mí a comprar pizza a la Av. Faucett, ahí existía una pequeña trattoria llamada Roviollo, preparaban unas pastas deliciosas, la humeante y deliciosa pizza siempre se terminaba en el camino de retorno, lo peor es que Audrey siempre se quedó sin pizza y sin dinero, bueno, al menos con un "slice" pero sin vuelto.
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Roberto partió a USA en el verano del '84, muy a su pesar, recuerdo aquella mañana en el aeropuerto, lloramos como enamorados al separarse, en aquella época aún se podían ver los aviones desde el hall del Jorge Chavez, lo ví subir al Aero-Perú ataviado en su terno gris con un maletín de mano colgado al hombro derecho, previo a eso al despedirnos me dijo "te esperó allá Mierda Invicta (así me decía de cariño)" y yo le respondí "si volteas eres cabro", por eso nunca volteó y mis tíos decían ¿porque no voltea este muchacho para despedirse?
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Audrey se fue a fines del '84, me dejó todos sus 45s y sus LPs, los cuales aún conservo en un lugar de la casa de mi madre, igual que Roberto me dijo al despedirse "Te espero primi", también subió al Aero-Perú cual diva que era y es, a la última moda, sonriendo y posando para las cámaras, ese día muchos se suicidaron, dejó docenas de corazones rotos.
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Yo nunca me fui, mi familia hizo lo posible por enviarme pero yo me refugié en mi siempre amada Mamama, iba a ir estudiar arte en el College of Arts and Science de la Universidad de Miami, la mamá de Roberto, mi tía Maruja ya tenía todo listo para la aplicación , para la beca y demás, un futuro esplendoroso, pero mis temores y el apego a mi familia fue más grande, mis primos y tíos nunca cesaron de insistir, hasta la fecha inclusive, pero yo nunca me fui ni me iré, así que me quedé a vivir la buena vida, me convertí en un "yuppie" y disfrute al máximo con mis "broders" de siempre.
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Roberto y Audrey me contaban en sus cartas que estudiaban y trabajaban a "full", que el esplendor de los 80s en USA era en base a mucho esfuerzo y demás historias de sacrificio, mientras tanto yo la pasaba en la playa con Dani y Manolo, echados sobre las piedras dejando que el sol nos tueste la piel, viernes de Monopoly, sábados de fiestas y domingos deportivos, sex, rum and rock'n roll.
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La bella Audrey se casó en el '86 con un exitoso empresario del negocio del transporte en Miami Beach, hace poco se han divorciado.
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Roberto se casó en el ´88 con la hermana de su cuñado, dos meses antes que su hermana se divorcie lo hizo él.
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Mis queridos tíos Frank y María "Maruja", padres de Audrey y Roberto fallecieron el año pasado en un espeluznante accidente de tránsito en North Carolina, a mi tía se le rompió el cuello con el impacto, causando su instantánea muerte y mi tío el enorme Frank, partío a la eternidad luego de 10 días de agonía, una inyección letal lo liberó de su padecer.
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Roberto ha vuelto a Perú luego de casi 30 años, pesa cerca ed 160 Kg. lo primero que hizo fue decirme "Hasta ahora te estoy esperando Mierda Invicta, pienso que nunca debí irme, debí quedarme aquí y vivir a lo grande como tu, pero la presión fue mucha, creo que he perdido casi 30 años de mi vida", en enero 2011 volverá para siempre, piensa comprar un departamento en el condominio en donde vive mi suegrita y va a hacer empresa aquí, si todo va viento en popa será lo más rentable y barato, un hostal sórdido con una pollería y una licorería en el primer piso, yo mismo lo voy a diseñar.
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Audrey ha juntado sus días de vacaciones y de compensación y ambos suman unos 50 días, por lo cual luego de cruzar el Atlántico en barco debe estar paseando por Roma, o tal vez ingresando en la Scala de Milano o en el Palazzo del Dux en Venezia, disfrutando de pastas y buen vino y obviamente comprando y comprando moda, está de gira por Italia ¡Oye Bookface, lo diva nadie te lo quita!
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Estoy pasando días de jolgorio con mi primito, viendo TV y escuchando Heavy Metal, comiendo rico y planeando su futuro, lo mejor de todo es que una de estas tardes vamos a ir a la casa de mi mamá a desarmar y armar mi castillo y tal vez nos animémos a jugar a los soldaditos ¡para eso existen la reglas del Warhammer".
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Antonio Gamio
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