Mi primito Roberto retornó a Miami Beach el 17 de Julio, luego de mil y un parrilladas de despedidas y de re-encuentros con los "old boys" se fue, no quería irse pero debía hacerlo, las responsabilidades laborales y familiares así lo decretaron cual crueles dictadoras, cual implacables censoras de lo que se debe hacer, una vez más el cerebro tuvo que callar al corazón, partió de esta aldea en olor de multitud, sólo que yo no pude ir al jorge Chávez.
A casi un mes de su partida lo extraño mucho, tanto como extraño a mi hermano Dani, los buenos momentos pasados con ambos cuando estuvieron aquí se fueron demasiado rápido, como siempre sucede con los bellos tiempos, con las bellas épocas, con los buenos amigos, pero así es la vida y como la globalización nos tiene prisioneros de las cifras de las "macros" y del plástico, hay que continuar haciendo y guardando dinero para el retiro ¡Ya sólo faltan 7 años!
Casi un mes también ha durado la mudanza de mi oficina al resplandeciente Edificio Capital a sólo una cuadra de la anterior sede en San Isidro.
El Edificio Nacional, de estilo moderno, fue durante algo más de tres años la Sede Principal del banco más grande del mundo en Perú, ocupábamos dos pisos el 10 y el 11, mi oficina se encontraba en el 10, la vista era magnífica, las instalaciones amplias el ambiente laboral jovial, íntimo y el entorno algo silvestre pues al lado se encuentra el enorme Parque Abtao en el cual habita un halcón rojo al cual habíamos adoptado como mascota.
El Edificio Capital, igualmente de arquitectura moderna, es actualmente nuestra nueva Sede Principal, este edificio es "inteligente" pues está equipado con las últimas tecnologías en vigilancia, ahorro de energía y sistemas de AA, sus ambientes son totalmente dinámicos, es decir se pueden construir, reconstruir y deconstruir a voluntad del habitante, como arquitecto que soy me gusta su "estilo" pues es el mismo que yo promuevo, la arquitectura moderna y pragmática de la cual comentaré otro día, todo lo que existe en Capital tiene su razón de ser, el ornamento es delito y lo racional es lo óptimo. Una verdadera joya para el banco más grande del mundo en Perú. Los ambientes son muchos más amplios que los anteriores y la ordenación del "staff" es diferente, hemos perdido algo de intimidad y jovialidad pero la producción continúa óptima, un ambiente del primer mundo ayuda mucho a la inspiración, a la creación, a la innovación.
Ocupamos dos pisos el 17 y el 23, mi oficina se encuentra en el 23, que dicho sea de paso es el último nivel, tres pisos más arriba que cualquier otro banco o remedo de banco que existe en nuestro país, era lógico, debíamos estar por encima de todos (de todos los que pesan por cierto), pues, inclusive con la resaca de la crisis aún podemos comprar, si lo queremos, al banco más poderoso de nuestro país unas 20 veces inclusive liquidando a toda su gente, pero como no es necesario los dejaremos vivir, así cuando la piscina se seque nos pedirán por favor que los adquiramos al doble de su precio ¡Gran negocio!, pero volviendo al tema, desde el piso 23 tengo una vista de 360º de toda la ciudad, en un día claro puedo ver el hermoso balneario de La Punta y las miserables casuchas que se alzan en los cerros de Surco, la ordenada zona del distrito financiero en San Isidro y el repugnante caos vehicular en Lince, toda la Av. Javier Prado desde Wong de Camacho hasta la Av. Pershing, puedo ver parte del edificio de mi antiguo trabajo y la parabólica que adorna su azotea, nada se interpone en mi visión, soy un espía electrónico, una especie de vigilante con un ojo eléctronico que todo lo ve y registra ¡jajaja! creo que los Judas Priest compusieron el tema "Electric Eye" desde la cima de un rascacielos.
Sería alucinante sufrir un terreremoto grado 8 o 9 aquí arriba, pues no hay escape rápido posible, sólo quedaría observar el derrumbe de la ciudad ante mis pies, ver a la Costa Verde deslizarse hacia el mar y como éste se retira para dar paso al tsunami post-sismo que arrasaría La Punta y parte del Callao, y observar como mi esposa, mamá y serés queridos pasan en sendos zodiacs flotando sobre la Av. Javier Prado con sus banderitas peruanas en manos, de hecho que Gerardo lo hará en su tabla y Kike en su "morey", tal vez salir airoso de aquel desastre o en el peor ¿o mejor? de los casos morir, al fin y al cabo me iré al cielo, creo que no tengo nada que perder, pues si vivo o muero de Cristo soy a Él pertenezco (Carta a los Romanos 14:8) ¡jajaja, más fácil ni 2+2.
Si la vista desde el piso 23 es fabulosa ¿Cómo lo será desde el 46? ¡23 pisos más arriba! el próximo año empezaremos la construcción de lo que será nuestra sede principal y definitiva, la Torre Javier Prado que superará en altura y niveles a la Torre Westin-Libertador, el paisaje que se creará será faraónico y como dijo Jorge Chávez ¡Arriba, siempre arriba!
Primito si no te lo dije personalmente, desde aquí lo hago. Farewell Roberto from 23rd floor!!!
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Antonio Gamio
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