
Hoy estuve con mi madre y pasé unos momentos inolvidables.
A mi madre la visito muy a menudo, siempre me da la bienvenida entre abrazos, besos y sonrisas y un vaso de refresco, recuerdo que desde pequeño me recibe igual, hay cosas que nunca cambían a pesar del paso de los años.
Mi madre es una mujer de aspecto frágil no obstante posee un carácter firme y fuerte, es demasiado noble y amorosa, no solo conmigo sino con cualquier criatura creada, es por ello que es una bendición ser su hijo unigénito.
Aprovecho mis días libres o tiempo libre para ir a visitarla, a veces llego a la hora del desayuno otras a la hora del almuerzo, otras en cualquier momento, pero desde que contraje matrimonio casi siempre almorzamos juntos y esto es algo que se ha vuelto una costumbre, casi una tradición, como lo es también hacer la sobremesa sobre el sofá de terciopelo verde viendo televisión, casi siempre algún clásico de Hollywood o los Simpsons, nos acurrucamos en el sofá, ella sobre mi pecho y yo protegiéndola con mi brazo derecho, casi siempre se queda dormida con los mimos que le prodigo.
Hoy fue algo especial, se quedó dormida y apoveché en aspirar el aroma de sus cabellos, los cuales despedían un olor demasiado tierno, un perfume tan delicado como ella, tan extremadamante dulce que me conmoví y solo atiné a besar su cabeza, miles de besos, miles de caricias, miles de mimos para aquella pequeña mujer.
Al retornar a mi casa estuve pensando en todas las veces que ella hizo lo mismo conmigo, aún ahora, cuando me quedó a dormir en su casa, es decir cuando trabajo de amanecida y voy a descansar a su casa, no pocas veces la he descubierto - entre sueños - sentada sobre la cama a mi lado observándome o despertándome con un beso a las 15:00 horas o acariciando mis cabellos, siempre con un vaso de refresco en la mano.
Luego de lo que he vivido hoy reafirmo mi certeza de ser un hombre afortunado, alguien que ha recibido tanto amor sólo debe entregar más amor, con todo el amor que me ha entregado mi madre solo me queda dar amor para recibir amor, y esa es la mejor inversión del mundo pues sus réditos son altísimos.
Mi mamá ES mi mamá.
Antonio Gamio
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