
Bárbaro es un termino peyorativo que procede del griego y su traducción literal es "el que balbucea". Aunque los griegos empleaban el término para referirse a personas extranjeras, que no hablaban el griego y cuya lengua extranjera sonaba a sus oídos como un balbuceo incompresible u onomatopeya (bar-bar- similar a bla-bla-). Existen escritos, como los de Isócrates, que demuestran una apertura de este pueblo para concebir a los bárbaros no como "extranjeros", sino como individuos que carecían de educación, independientemente de su lugar de nacimiento. Los romanos tomaron posteriormente la palabra y su significado para el trato con los pueblos que invadieron el Imperio Romano. Los autores clásicos dieron el nombre de bárbaros a todos los extranjeros de las comarcas fronterizas con el Imperio, y con los que lucharon, si bien se limita la consideración a los que, ocupando en Europa las comarcas al norte del Imperio, invadieron éste, apoderándose de su parte occidental.
Nosotros también tenemos nuestros propios bárbaros, son todos aquellos que han invadido los alrededores de nuestra otrora bella y regia ciudad, aquellos que comen ese roedor llamado cavia porcellis y que te traicionan ni bien les das la espalda, no hace falta ir muy lejos para poder observar como los cerros se llenan de pequeñas luces al caer la oscuridad, todas esas "luciérnagas" son casuchas en donde habitan aquellos seres que apenas balbucean al hablar, donde habitan la superstición y la suciedad, la delincuencia y la promiscuidad, el oscurantismo y lo más irracional de la mente humana, son los nuevos inquilinos de esta antigua y aristocrática metropoli que va perdiendo su identidad a pasos agigantados ¿O ya la perdió?.
Estuve observando unas fotos familiares de fines de los 50 y mediados de los 60, pude ver con no poca lástima como en aquella época el Cerro San Cristobal aún lucía un hermoso tapete de flores amarillas, observé una vez más como nuestros abuelos y padres paseaban por el Jirón de La Unión elegantemente ataviados con abrigos y guantes sin alguien que los asalte pues los policías de la época eran personajes respetables, decentes y educados que hacían cumplir la ley, no como los actuales regordetes sin cuello provenientes de alguna barriada que patrullan la ciudad a bordo de sus destartalados vehículos repletos de porquerías, recuerdo también que de niño cuando íbamos a Ancón al pasar por Ventanilla todo era desierto, solo la refinería La Pampilla y algunas pequeñas casas ordenadas, pulcras, bonitas adornaban la vía, hoy en día todo ese bello desierto está poblado por bárbaros, invasores sin vergüenza que se han apoderado de uno de los parajes más hermosos de la Provincia Constitucional del Callao, luego en la Panamericana Norte, igual, el desierto inmenso cubría todo hasta el horizonte llevándome a imaginar épicas batallas de la Legión Extranjera o las heroícas correrias del Feldmarschall Rommel en los desiertos de Túnez, hoy en día esos sueños son imposibles pues toda la carretera está repleta de invasiones bárbaras que ostentan esperpentos de ladrillo salidos de las mentes más insanas.
A principios de año una de mis mejores amigas me invitó a su casa para celebrar su cumpleaños, ella vive en un barrio muy bonito cruzando la Panamericana Sur, lamentablemente toda la vista que se observa desde su terraza son invasiones, casuchas, barriadas, ¿Es justo acaso?, ¡claro que no! pero para los bárbaros no hay "fair play" si con las justas pueden balbucear pues menos pueden pensar, pensar en que su presencia hace daño a la vista, al orden y a la calidad de vida de los vecinos que con mucho sacrificio adquirieron un inmueble en un lugar bonito, rodeado de pequeños bosques y cerros verdes, los cuales los bárbaros destruyeron como lo hacen con todo lo que tocan, son una maldición que arruina la armonía y la perfección de las cosas, los bárbaros sólo dejan estelas de suciedad, mal olor y malas costumbres.
Hoy día estuve observando la Isla San Lorenzo, me pregunté ¿Cuando caerá esa belleza en manos bárbaras? ¿Cuando veré aquellas "luciérnagas" sobre sus lomos?, creo que pronto porque existe un proyecto para construir un megapuerto que eclipsará a todos los existentes en el Pacífico Sur, ¿Se imaginan el daño ecológico que causará es nueva invasión bárbara?, éstos bárbaros de saco y corbata no han dejado de balbucear la diferencia con los otros estos lo hacen en inglés y han aprendido el manejo del papel moneda.
Pero lo peor de todo es que los bárbaros atraen más bárbaros, pues los hijos se casan o se "juntan" y se quedan a vivir en casa de los padres es así como empiezan a construir sobre los techos y sobre los techos y sobre los techos y así al infinito, se reproducen como cuyes, al fin y al cabo eso comen esos miserables, y se mezclan y remezclan entre ellos lo que da por resulatdo que,el cuñado se "agarra" a la cuñada y la comadre al compadre y el padre a la hija y la madre al yerno y la suegra al vecino, pues así son los bárbaros, la suciedad en la cual viven no solo es física sino también espiritual,
Raúl "Deberíamos bombardear los cerros, o lanzarles napalm, los americanos lo usan en Vietnam", Manuel "Creo que con bombardear se soluciona el tema, el napalm es caro, ni siquiera tenemos", Rodolfo "Si pues, al fin y al cabo la artillería es barata, pero esas bestias se reproducen bien rápido, se requiere mucho más que un simple bombardeo, es necesario frenar esas invasiones", Julio César "Los militares promueven toda esa porquería, ya veo dentro de unos diez años todos los cerros de Lima repletos de esteras". Beatriz "Ya dejen de hablar tonterías" Elvira "Ay, así se pasan la tarde, ahora empezarán a recordar cuando marcharon con los camisas negras del Don Cordigliano" Beatriz "Si, con mi compadre Roldán a la cabeza, eran otros tiempos, no había tanto salvaje, no existían las invasiones, los cerros eran lindos" Julio César "¿Y Antonio, donde está? Antonio "Aquí estoy, estuve escondido, ¿Y si les echamos gas?, podría inventar uno" Julio César "¿A quienes?" Antonio "A esos que viven en los cerros" Lola "No hijito, no pienses eso, no hagas caso", tenía unos 11 años cuando participé de esa conversación, era el año 77, ni siquiera sabía quienes eran los que vivían en los cerros, pero el fastidio que causaban a los adultos era notorio, actualmente es demasiado tarde, han pasado más de 30 años y las cosas se salieron de control, ya no es posible bombardear, el naplam está prohibido y no inventé ningún gas letal.
Antonio Gamio
Bañada por las aguas de un mar que te acaricia.
Coqueta y soñadora así eres Lima, tú.
Romántica y altiva, alegre y generosa.
Eres por ser hermosa, la novia del Perú.
"Lima de Novia"
Mario Cavagnaro
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