
De niño me regalaron un balde de Lego, la consecuencia... me volví adicto a esos ladrillitos de plástico, luego vinieron otros baldes e inicié mi colección.
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Recuerdo que el balde incluía un catálogo y unos cuantos planos para realizar figuras, el catálogo lo devoré literalmente, soñaba con tener todos los ladrillos para hacer el castillo de la Cinderella que ahí aparecía, en cuanto a los planos ¡ja! nunca los utilicé pues solía armar naes espaciales y "bunkers" para mis soldaditos.
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Siempre pensé "cuando sea grande voy a comprarme todos los baldes que pueda", crecí y nunca compré uno, creo que mi ambición se basaba en ek hecho de querer construir el castillo de la Cinderella, esa ambición quedo satisfecha cuando mi Mamama me trajo de España un par de castillos para armar, de la misma tecnología que el Lego, es decir, ladrillos de plástico, la marca Exin Castillos, así cambié los Lego por los Exin, igualmente nunca utilicé los planos adjuntos en las cajas pues siempre edifiqué mis propios castillos y fotalezas.
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Ha pasado mucho tiempo desde que abrí mi primer balde de Lego, y aún recuerdo esa emoción, la curiosidad por lo desconocido y el suave olor a plástico de aquellos multicolores ladrillitos, recuerdo también que con mi amigo Serafín armábamos estructuras que desafiaban la Ley de La Gravedad, en su mayoría eran pistas de carreras que se elevaban desde el piso hasta el tablero de la mesa del comedor de mi mamá y así en un ángulo vertiginoso creábamos con tableros de ajedréz, monopoly, scrabble y ludo la pista de carreras más empinada del mundo y sobre ella soltábamos nuestros Corgi Juniors ¡Éramos felices a plenitud!
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Actualmente mis Lego aún existen - así como todos mis juguetes - en casa de mi madre, se encuentran almacenados en uno de los tantos espacios destinados a mis recuerdos, ir a la casa de mi mamá representa retroceder en el tiempo a una época mágica durante la cual todos mis fantasías se hicieron realidad, aún hasta antes de casarme, y parte de esa felicidad la representan mis ladrillitos Lego.
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Tengo un buen amigo, un colega en el trabajo, le decimos Carlie, es un tipo afable, grato, pero como todos nosotros tiene sus sistemas de defensa, una amiga a quien estimo mucho lo describió a plenitud "Osito de Lego" porque de lejos es tierno pero de cerca es impenetrable, porque está formado por aquellos firmes y duros ladrillos de la marca danesa.
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Carlie, este "post" va para tí´.
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Antonio Gamio
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